Hoy os voy a hablar del mejor restaurante thailandés de Luxemburgo. ¡¡Que ya llevo seis meses aquí y todavía no os he contado nada!!
Edu y yo solemos salir a cenar los viernes o sábados. Y últimamente nos ha dado por restaurantes asiáticos. Nuestro amigo Stefano, un sibarita italiano, nos había hablado maravillas de Thai Celadon y teníamos muchas ganas de probarlo. Y desde ya, aviso a navegantes: tenéis que reservar antes. Intentamos ir un día sin reserva y nos miraron como si estuviéramos locos.
No pude hacer foto de la entrada, porque con la oscuridad y lo recóndito del local, no quedaba bien. Pero os podéis hacer una idea por el dibujo que aparece en su tarjeta.
Dentro, la decoración es sobria y agradable.
La mesa bien puesta, pero informal. Y como no puede faltar en un restaurante asiático, un bol con pan de gambas para picar.
Una vez sentados llega lo más difícil: elegir. ¡¡La carta es infinita!! Yo he escogido un par de sus páginas a modo de ejemplo, pero si queréis verla entera la tenéis en su web.

Aquí tenéis un par de páginas de la carta.
Para picar pedimos unos nems (rollitos fritos rellenos de verduras y cerdo). ¡¡Estaban fantásticos!! No tenían ni una gota de grasa de más y eran de lo más sabroso. Nos encantaron.
Después, un pad thai para compartir. Teníamos ganas de este plato, porque un par de semanas antes había hecho un intento en casa y me salió de pena (en caso contrario, lo hubiera compartido con vosotros). Este, al contrario que el mío, estaba delicioso. Es un plato con un sabor curioso, puesto que el extracto de tamarindo que se utiliza en la receta tiene un gustillo de lo más peculiar. Totalmente recomendable. Eso sí, para ser un plato de pasta, nos pareció un poco caro.
Como plato fuerte, Edu eligió un Kai Cashew Nuts, es decir, pollo salteado con verduras y cacahuetes. ¡¡Estaba riquísimo!!
Yo preferí el plato agridulce de tres carnes (cerdo, pollo y gambas). Me apetecía este sabor típico thailandés, que me encanta. Y en este caso no me defraudó, aunque tengo que decir que las gambas eran escasas. No así las raciones, como luego comprobaréis.
Como no podía ser de otra forma, estos dos últimos platos iban acompañados por una buena cazuela de arroz.
Y después de esto, que no pudimos terminarnos, necesitábamos algo para bajarlo todo. Por eso pedimos un sorbete de lima. No sé si también os pasa a vosotros, pero yo muchas veces pido sorbete pensando en bebérmelo y me quedo bastante chafada cuando me traen bolas de helado. No obstante, este estaba bastante bueno.
Como os he dicho, las raciones eran muy abundantes, y nos sobró la mitad de todo. Nos hemos hecho muy europeos en eso, y os recomiendo que hagáis lo mismo: no hay que tener complejos para pedir llevarte a casa lo que has pagado y te ha gustado. Es mucho mejor que salir rodando del restaurante o que tirarlo. Es lo que hicimos, y te lo preparan estupendamente. Por cierto, este restaurante también te prepara los platos completos para comerlos en casa.
Por último, al pedir la cuenta nos dieron unos bombones que estaban deliciosos.
Regamos la cena con agua con gas y una cervecita thailandesa que estaba muy suave y buena. Tenían varias, y como no teníamos ni idea, nos dejamos recomendar.
El ambiente, como el de Luxemburgo: urbanita, internacional y, en general de nuestra edad (en torno a los 30), tanto parejas como grupos de amigos. Muy agradable y algo más pijín que la media luxemburguesa.
El servicio estupendo. Muy atento y agradable, pendiente de todo.
El precio de la cena fue de 92€, es decir, 46€/barba. No lo veo nada mal, dados los precios del país y teniendo en cuenta que tienes para comer un día más en casa 🙂
Conclusión: restaurante que no se pueden perder los amantes de la comida asiática en Luxemburgo. En pleno centro de la ciudad, lo que te lo pone muy fácil para tomarte luego una copita en cualquiera de los sitios de moda que lo rodean. La comida buenísima y servida por un servicio muy pendiente del cliente. El precio (45€/pers aprox.) puede parecer un poco caro para un restaurante de este tipo, pero no está nada mal dado lo abundante de las raciones que, si sobran, te puedes llevar a casa sin problema.

Esta es su tarjeta. Aquí tenéis su web.
Y con esto y un bizcocho… ¡hasta la semana que viene!
¡¡¡Sed buenos y felices!!!
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