¿Qué? ¿Cómo va esa semana? La verdad es que la mía no pudo empezar mejor: ayer me mandaron de viaje de trabajo a Mallorca. Sí, era de trabajo y , sí, de ida y vuelta en el día. Pero me lo pasé como una enana.
Sobre las 12:30 de la mañana había terminado el curro, así que pregunté a los funcionarios con los que había tenido contacto que me dijeran un sitio dónde comer como un mallorquín y que fuera bonito (es decir, al lado de la playa) y barato. Y me recomendaron “El Bungalow”, que está prácticamente metido en el mar, en Coll de Rebassas (Ciudad Jardín).
Pero estaba cerrado. Así que terminé en “El Peñón”, un sitio excelente sobre el que os hablaré luego.
Después de comer, me fui a ver la Catedral de Palma, dando un “paseíto” de 2 horas y 15min pero que, sin duda alguna, mereció la pena. Impresiona. El único “pero” que se le puede poner es que está tan rodeada de edificios que apenas puede contemplarse con perspectiva. Aquí os dejo un par de fotos:
Después me dí un paseíto por el centro, por la zona antigua, y la verdad es que lo disfruté. Me sorprendió mucho lo lleno de gente que estaba para ser un lunes de finales de octubre, ¿qué será de los pobres mallorquines en agosto?
Vi edificios tan bonitos como este:
Y cosas sólo dignas de guiris, como esta:
Comprendo que en Mallorca puedan vender recuerdos turísticos relativos al flamenco, aunque tengan poco que ver con ellos (lo que sí me fastidia de verdad son los catalanes vendiendo eso y figuritas de toreros después de la prohibición, que manda cojons), pero… ¿Desde cuándo los españoles utilizamos sombreros mejicanos, señores? Pues había guiris comprándolos. Sí. Flipé.
Y poco más, porque ya os he dicho que fue ida y vuelta en el día, y entre el trabajo, la comida y el paseo se me pasó volando.
Quedáos con esto: destino francamente recomendable, con una ciudad que sorprende gratamente, gente agradable, comida mediterránea estupenda a precios razonabilísimos (si queréis dejar que os tomen el pelo, también podréis, estoy segura) y un mar maravilloso. No me extraña que los alemanes, gente sensata, hallan hecho de ella su lugar de veraneo predilecto. Eso sí, no esperéis encontrar muchos españoles.
¡Sed buenos y felices!
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